Osasuna Magna acababa de perder ante Barça Lassa en las semifinales de la Copa de España de fútbol sala. Sus jugadores, agotados por el esfuerzo, paseaban cabizbajos por la pista. Pero una voz, la de su afición, hizo que volvieran a levantar la cabeza.
La hinchada navarra no dejó de animar a los suyos incluso después del partido. Los seguidores bajaron las escaleras hasta la primera fila del fondo donde se encontraban y allí, separados únicamente por la red que protege al público de los balonazos, se fundieron en una ovación mutua. A continuación, la plantilla al completo desfiló ante ellos y, uno a uno, fueron chocando la mano de niños y mayores, de familiares y amigos que se habían desplazado hasta Valencia. Todos entendieron que, más allá de la derrota, lo esencial es el esfuerzo, el compañerismo y la deportividad. Y esos valores bien merecen el premio de un aplauso sincero.
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Esto es solo un ejemplo más de lo que transmite la LNFS y, en este caso, su torneo más coqueto: la Copa de España. Una estructura consolidada y ambiciosa, una organización impecable y una comunicación que va mucho más allá de las palabras. Porque no solo se comunica con lo que se dice, también se comunica con hechos, con gestos.
Gestos que empiezan en la Fan Zone anexa al pabellón, donde convivían puestos comerciales, puestos de carácter lúdico destinados a los más pequeños y hasta una mini cancha donde el público pudo disfrutar del fútbol en silla de ruedas. Los mensajes de inclusión, cuidado de la cantera, cercanía y máxima deportividad que se lanzan con estas iniciativas van calando entre los aficionados y acaban trasladándose a las gradas del pabellón.


Como buenos gestos son también las ruedas de prensa previas a los partidos en que comparten mesa entrenadores y jugadores rivales: oponentes en la cancha, colegas fuera de ella. ¿Alguien se imagina esto en otros deportes mayoritarios? O abrir la pista azul de la Fuente de San Luís para que los infantiles de Barça Lassa y Palma Futsal disputaran la final de la Minicopa.
La apuesta de la LNFS es firme: si se genera un buen ambiente en torno al torneo, lo lógico es que luego los hechos estén a la altura: futsal de máximo nivel, los mejores jugadores del mundo brillando en el parqué y aficiones entregadas. En definitiva, un producto óptimo para cualquier amante del deporte. La fiesta del fútbol sala fue redonda.
